Blogia
Colifloradas

El pan nuestro de cada día

Re-volviendo

Revolviendo, revoloteando y rebuscando entre mis pensamientos de limón y Nenuco.
Revueltos y rebienvenidos sean todos.

Pasen y vean...

Escuchando ‘Clocks’ – COLDPLAY

No recuerdo en qué momento fui a jugar a la feria. Tampoco recuerdo en qué momento me monté en el carrusel, desde el que los días desfilan ante mí. Y yo los veo pasar como una espectadora más. Porque yo no vivo mi vida. Alguien la vive por mí; y yo observo. Y me resigno. Y tú, junto a mí, la ves pasar también y te ríes. Pero yo no. ‘La vida ha dejado de ser un chiste para mí; no le encuentro la gracia’, como dijo Charles Chaplin en Candilejas.

Tampoco sé por qué a mí me tocó el boleto de ‘alargue su viaje unos cuántos años más’. Ni por qué sí se acaba el de la gente importante; el de la gente que significa algo en un mundo inexplicable; el de la gente que te enseña a ver la otra cara de toda perspectiva, que las cosas no son buenas ni malas, sino que podemos hacerlas mejores y mucho mejores. O incluso, si nos lo proponemos, peores.

Pero yo quiero cambiar de juego. Me gustaría que la vida fuera una pelota, para que pudiera jugar con ella, hacerla botar, rebotar, girar, estrujar, abrazar y lanzar al abismo cuando más me apeteciese, unas veces para que flotara y en algún momento para que explotara. Acabar. Me gustaría acabar algo. Definir(me). Definir el (mi) mundo. Sentenciar(me). Y los días pasan ante mí; corren y corren. Y cada día un poco más sola. Hoy infinitamente más sola.

‘Niña, que esos ojos me cuentan que te queda toda mi vida por delante’.
Hasta siempre, morenazo.

Cómo cocinar una vida

Ojalá la vida fuera una receta que se pudiera modificar al gusto de cada uno.
La receta de mi vida sería así:

Ingredientes:

- un poco de sarcasmo
- un algo de ironía
- un mucho de sinceridad
- una pizca de picardía
- una gota de inocencia
- algunos granos de ternura
- kilos y kilos de sonrisas, caricias y susurros

Elaboración:

Salpimentar y meter al horno unos cuantos años, a fuego lento, pero con el gratinador para que quede crujiente. Presentarlo en un plato verde, y adornado con pequeños brotes de coliflor.
Imprescindible preparar el plato con amor. Con mucho amor.